«Te ves tranquila» es una de las mejores frases que me han dicho ultimamente.
Luego de mucho tiempo de pensarlo, decidí buscar un cambio de trabajo. Luego de 8 años conociendo una gran marca de telecomunicaciones como Movistar, es momento de pasar a conocer otra marca.
Estuve poco menos de 3 años trabajando en el lado digital de lado de agencia y 5 años y medio en la compañía. 5 años se dice mucho, pero la verdad, se pasaron rapidísimo, así también pasaron amigxs, compañerxs, jefxs, diversos proyectos y campañas publicitarias.
Pero no voy a hablar de trabajo, porque qué no es para eso esta entrada del blog. Quiero enfocarme en una de las frases que me dijo mi mamá cuando me hice mi primer tatuaje grande y casi le da un micro infarto. Me acuerdo que estábamos en el McDonalds de la Zona Rosa y me lo logró ver en el hombro (son unas islas, con detalle de acuarela) me dijo «así nadie te va a contratar» – es un estigma y un pensamiento de la vieja escuela, sin embargo es algo que todavía ocurre, así como hay mujeres que como normativa de trabajo les toca ir en falda (inserte un mega eyeroll aquí), afortunadamente nunca he tenido que pasar por algo parecido.
En ese momento yo le dije a mi mamá que si estaba buscando trabajo en un lugar donde no me iban a querer contratar porque tenía un tatuaje, pues que no me interesaba trabajar ahí. Se que no todos se pueden dar ese lujo, pero siempre he creído en ser coherente con lo que uno es y ser consecuente con tus acciones mientras sea posible.
Creo que esa plática la tuve con mi mamá en 2015 o 2016, luego de eso entré a trabajar a Telefónica. Antes de moverme, un par de personas me dijeron que era un lugar donde iba a tener que ir formal, que era una oficina menos relajada que una agencia y un par de cosas más para hacerme reflexionar y posiblemente para que me quedara trabajando en la agencia donde estaba. Me llevé la sorpresa que no fue así, o sea, tampoco se llegaba en pijamas pues, pero jeans y tenis estaba ok y yo con eso, feliz porque nunca he sido una persona que se siente bien en lugares demasiado formales y ceremoniosos.
5 o 6 años más tarde, considero que sigo teniendo la misma coherencia. A mediados de mayo apliqué a una plaza en una compañía que no le importó mis 19 tatuajes, mis preferencias o mi pelo azúl. Les importó lo que soy capáz de hacer, que soy yo misma y lo que puedo aportarles y encima, me ven potencial para seguir creciendo dentro (igual yo lo veo).
Varias personas dicen que quedamos «mal acostumbrados» a la comodidad de la casa, nunca entendí por qué la comodidad la ven como algo malo. Estar en casa permite a muchos tener un balance, que es lo que yo busco, siempre teniendo el compromiso de sacar el trabajo. Por el momento tendré oportunidad de trabajar algunos días en casa ya que están trabajando en modalidad híbrida, lo cual asegura que podré tener ese balance trabajo/vida personal que desarrollé en la pandemia y que pronto me di cuenta que (al igual que el vivir fuera del closet) para mi no es negociable.
Así que en menos de 2 semanas inicio un nuevo reto, nuevas responsabilidades, nueva ruta para el trabajo, nuevos compañeritxs y mil otras cosas más que todavía no se. Estoy emocionada, estoy feliz y sí, como me dijeron, estoy tranquila. Ahorita, aprovecharé para descansar, para poner en orden la casa, pasar con los gatis.

PD: Gracias como nunca a mi support group por acompañarme durante todo este proceso: ili, Ceci, Adri, Moni, Karla, María, Brenda, Caro y demás personas… Por asegurarme en cada paso que si era lo que yo quería y era para mi, saldría a su tiempo, also, gracias por el keike 🎂

Un comentario sobre “Epílogo – 67 meses más tarde”