Decir “Happy Pride” viene desde un lugar de privilegio. Y este año, sinceramente, no sé si puedo decirlo sin cuestionarme si es un feliz orgullo. Porque sí, celebramos que existimos. Celebramos la visibilidad. Pero el entorno en el que estamos no se parece en nada a uno que permita soltar un “¡feliz orgullo!” con libertad.

Los últimos 365 días han sido radicalmente distintos a los del año pasado. Las condiciones, tanto para personas LGBTIQ+ como para activistas de derechos humanos en general, se han vuelto más duras. No sólo por lo que estamos viviendo en El Salvador, sino por una ola global que empuja hacia el conservadurismo y el silenciamiento.

Siempre me ha gustado la frase “existimos y resistimos. – o como dicen en las marchas en Estados Unidos: «we’re queer, we’re here, get used to it». Si el colectivo LGBTI+ tuviera una cuenta de Twitter, esa sería su bio. Porque eso somos: presencia y resistencia.

Le debemos esa posibilidad a quienes vinieron antes, a quienes se atrevieron a ser visibles cuando hacerlo era literalmente jugarse la vida. Ignorar esa historia sería una falta de respeto.

imagen de AMATE EL SALVADOR

Así que no sé si hoy es un día para decir “Happy Pride”, pero sí sé que es un día para recordar que el primer Pride fue una revuelta.

No fue un desfile, fue lucha. Fue rabia. Fue amor.
Y sigue siéndolo.

Que hoy sea un buen día del orgullo. Cuidemonos, estemos atentos, visibilicémonos y exijamos nuestros derechos y nuestro espacio en la sociedad. Aquí estamos, hemos estado y estaremos.

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