Tenía días de querer bajar al centro de San Salvador, pero entre una cosa y otra, no había podido… A eso sumémosle que el primer fin de semana de diciembre, inauguraron la villa navideña y se volvió el lugar de moda para ir en la temporada. Pero finalmente fui y les quiero contar un poco de lo que vi, entre las luces navideñas, los espacios instagrameables y más…
Llegando al Centro Histórico…
En TikTok o en instagram me salió un «nuevo» parqueo que estaba justo en la esquina de plaza libertad y me llamó la atención, porque no es el parqueo de toda la vida (Estacionamiento Morazán). Y encima que han cerrado calles para hacerlas peatonales, la pasada por la Juan Pablo II no era la mejor; entonces decidí ir a ese parqueo, subiendo por el Boulevard Venezuela.
Ese parqueo, el «plaza comercial Libertad» no es nuevo, tiene años de existir, solo que ahora, alguien ha decidido promoverlo en redes sociales para que más personas lleguen ahí. Cuando la antigua biblioteca Nacional existía, en sus costados habían ventas y tiendas de reparaciones de bicicleta y como siempre me ha gustado andar curioseando, era uno de los parqueos que ocupaba; encima, había una Variedades Génesis en la esquina contraria, así que también quedaba super bien ubicado.

Justo al salir del parqueo se encuentra enfrente del centro comercial Libertad, lugar donde hay locales de vendedores y dentro de los cuales se supone que reubicaron a vendedores de otros mercados, y ahí es donde inicia la villa navideña. Esta comprende un aproximado de 9 cuadras… Desde la BINAES, hasta la plaza Morazán, teniendo varios atractivos en plaza Libertad, Plaza Morazán y el árbol gigante afuera del Palacio Nacional.

Llegué entre la semana, pasadas las 3:30pm y el centro, en general tenía una afluencia considerada de personas. Plaza Libertad estaba llena (lo cual es usual), pero también las zonas decoradas que han armado, como la pista de hielo, la casa de jengibre, etc. Un poco más tarde, la afluencia de personas aumentó.
Los cambios que vi…
Lastimosamente los salvadoreños no tenemos muchos espacios donde ir y sobre todo que tengan un costo $0 – o sea, lugares donde consumir sea una opción y no una obligación. Entonces cuando abren estos espacios y tienen a muchísimos generadores de contenidos, locales y extranjeros, haciendo ruido en plataformas digitales sobre estos lugares y sus atractivos, (busquen en YouTube, Instagram y en TikTok, y van a ver la cantidad y variedad de videos generados sobre el tema), es la opción lógica de ir. A eso sumémosle que el espacio está diseñado para ser visualmente atractivo, con espacios «instagrameables» con las calles con luces, el show de la pista de patinaje sobre hielo y demás. Esto hace que sí o sí sea el lugar para visitar en fin de año.
No solo las luces y los shows son cosas que invitan a las personas a ir, también la novedad de ciertos restaurantes que antes solo estaban en zonas como Metrocentro o San Benito, ahora están en el Centro de San Salvador. Hay varias opciones… desde un restaurante de lujo como «La Doña Steakhouse» cuyo local ha sido polémico por ser de hermanos del presidente y aprovechar un beneficio fiscal por 10 años… como Silvestre, que ofrece «lunch» desde $9.99; aunque también hay opciones más conocidas como Buffalo Wings, Pizzería la Clásica, Pollo Campestre o McDonalds – eso les da más opciones a los turistas.
Los que me conocen, saben que yo disfruto ir a pajarear a tiendas de segunda mano, es casi terapéutico y ahora que llegué, una de las primeras cosas que vi fue que ya casi no hay tiendas de estas en el centro. Con la «limpieza» del proceso de recuperación del centro histórico, también se fueron varias tiendas de segunda mano. Fui a buscar el «Imperio USA» sobre la 6ta avenida sur y ya no lo encontré, en su lugar encontré más tiendas de importaciones chinas (electrónicos, plásticos, etc. a bajo costo) que si bien es cierto, siempre han existido (yo iba a una que estaba sobre la arce, media cuadra arriba del Super 7 a comprar cables y ver qué más había) ahora hay más.

Lo que sigue ahi…
Caminando un par de cuadras arriba de catedral, por el KM 0 y me encontré con Mia Pizza, uno de los restaurantes más antiguos del Centro de San Salvador, pero también me encontré con que si se camina un par de cuadras hacia arriba o hacia abajo de catedral, están nuevamente las ventas en la calle, que es de las cosas que afectaron a los vendedores, ya que el estar a la pasada del tráfico y la circulación peatonal permitía que pudieran vender más y más rápido.
Finalmente encontré un Shopping Center, sobre la 1ra, (no hubo findinds interesantes la verdad) y en lo que venía bajando sobre esa calle encontré puestos de los que antes vendían películas a $1 y me llevé la sorpresa que ahora han innovado. Además de las películas, ahora a 3 x $1, venden USBs con música, que seguramente como cuando yo intentaba bajar música en LimeWire o Ares, lleva un par de virus como bonificación o les va a pasar como en los tiktoks…



Otra de las cosas que encontré es que hay más parqueos… Antes la referencia de parqueo era Parqueo Morazán, esquina opuesta la teatro nacional; ahora hay diferentes opciones, desde el parqueo del mercado Hula Hula, uno que está por el KM 0 (Parqueo España), el Comercial Libertad, uno en Rivers Coffee, otro a la par de La Tecleña y si se ponen a buscar más, seguro encuentran otros más.


Pero detrás de toda la decoración, los espacios peatonales, los shows de los fines de semana, la pista de patinaje sobre hielo que debe ser tapada durante el día para que no se derrita por el sol y el calor del país; si uno se aleja aunque sea un poco de esas zonas, uno puede ver los verdaderos rostros de quienes habitan y han habitado el centro histórico por mucho tiempo; mucho antes de la pintura fresca, los nuevos logos, los nuevos restaurantes, las luces LED y demás…
Porque si bien es cierto, como salvadoreños no tenemos muchos espacios abiertos, con costo $0 para entretenernos y tener un tercer espacio como proponía Ray Oldenburg allá por 1980, muchas de estas remodelaciones y atracciones que están llamando a muchos turistas al Centro Histórico, están dejando de lado a muchos locales, a muchos de quienes han habitado ese espacio durante mucho tiempo, ya que los costos de vida aumentan, los espacios están siendo «rescatados» pero son espacios que servían de refugios para algunos y como fuente de ingresos para otros.
Ir a caminar al Centro Histórico hoy es ver dos realidades conviviendo: en unas cuadras pueden ver un lugar que renace bajo luces y decoraciones, y si se alejan un poco de eso, se pueden ver un poco de la realidad de aquellos que lo habitan y sobreviven en sus márgenes. Al final, el centro siempre será de quienes lo caminan todos los días, viven en él, hacen su vida ahi, con o sin pintura nueva.
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